miércoles, 31 de octubre de 2007

CONCLUSIÓN

CONCLUSIÓN:
Por Giselle Mayo

Chile profundiza su comercio hasta llegar a latitudes en las cuales no practica ninguna política exterior. Mientras, sus lazos regionales han permanecido en un segundo lugar. Chile ha tomado una vía propia. La diplomacia chilena ha medido sus éxitos por los acuerdos de libre comercio firmados. El resto de los países, ven con gran reticencia los TLC, por este nuevo clima regional, caracterizado por un alejamiento del neoliberalismo puro, en rechazo a las distorsiones e injusticias del modelo liberal.

Chile apoya e impulsa varias iniciativas a nivel global privilegiando el multilateralismo. Entre éstas destaca la reforma integral de Naciones Unidas, la promoción de la democracia y derechos humanos, el compromiso con las Operaciones de Paz, la Declaración del Milenio, los esfuerzos por perfeccionar el libre comercio global, apoyar el fortalecimiento de los regímenes especiales internacionales y sus marcos jurídicos idóneos, etc.

Chile, basa su desarrollo nacional en gran medida sobre el nivel de su inserción económica internacional. Chile es parte de la OMC y desarrolla en ella un rol muy activo. Por otro lado, ha sucrito acuerdos bilaterales de libre comercio con sus principales socios comerciales, utilizando como estrategia el concepto de regionalismo abierto, basándose en tres instrumentos esenciales: la apertura unilateral, las negociaciones comerciales multilaterales y la apertura negociada a nivel bilateral y regional. Actualmente, Chile tiene acuerdos con casi la totalidad de América Latina; un Acuerdo de Asociación Política y Económica con la Unión Europea; y tratados de libre comercio con Estados Unidos, Canadá, países del EFTA (entre ellos Suiza y Noruega), Nueva Zelanda, Singapur, República de Corea y la República Popular de China. Asimismo, ha suscrito un Acuerdo de Alcance Parcial con India y busca mejorar la conectividad entre Asia Pacífico y América Latina.

Al haber privilegiado sus vínculos bilaterales con Estados Unidos por sobre los regionales, Chile ha convertido el TLC en una puerta de entrada para los intereses norteamericanos en Sudamérica. Su complacencia al poder norteamericano no son bien evaluadas por un importante contingente de líderes e intelectuales del Sur de América.

En Chile no hay interés por la integración regional latinoamericana, demostrada en su privilegio por los vínculos comerciales con otras latitudes. La postura de Chile en materia de integración es cada vez más singular en el contexto latinoamericano, aislada e individualista. Entre los aspectos más destacables que tiene la estrategia comercial chilena sobresale el hecho de no haberse atado a ningún bloque para lograr acuerdos. Eso le permitió negociar "cara a cara" con los más grandes en base a sus propias conveniencias sin depender de buscar consensos con varios participantes.

Sin embargo, existe una gran necesidad de diversificar las fuentes de energía del país, lo que lo obliga a buscar alianzas con aquellas economías proveedoras y comercializadoras de combustibles. Así, Chile ha comenzado a dar gran importancia a un proceso de convergencia hacia la integración energética. En este contexto Chile regresa a la Comunidad Andina de Naciones (CAN) tras 30 años de ausencia como miembro asociado del bloque andino tras haberlo abandonado por sentir que ésta imponía reglas contrarias a las políticas de libre comercio. Bolivia tiene amplias fuentes de gas y también pende con ella una disputa por el agua del Silala.

Chile podría haberse interesado en la CAN por los temas de energía, transporte, proyección hacia la Cuenca del Pacífico, además de los propiamente comerciales. Por otra parte, el surgimiento de la Comunidad Sudamericana de Naciones constituye el referente de integración subregional hacia el que convergen todos los demás esquemas actualmente vigentes y que permitirá el desarrollo de una infraestructura sudamericana (IIRSA).

Por otra parte chile sigue dependiendo en gran parte de las economías latinoamericanas. ALADI compuesto por 12 miembros latinoamericanos (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela), es el primer socio comercial de Chile, segundo mercado para las exportaciones chilenas en América y primera fuente de sus importaciones desde el mundo.

Chile es un “miembro nostálgico” del Mercosur. Querría estar como miembro pleno, pero su política económica aceptada le impide hacerlo, porque no esta dispuesto a subir sus aranceles. Tiene aranceles bajísimos y parejos que forman parte central de su política económica y está comprometido en toda una serie de Tratados de Libre Comercio (TLCs) con todo el mundo.

En el último tiempo en Chile ha predominado el “relato empresarial”. Para ese relato la integración no tiene ningún sentido. Existe una sensación de que no necesitan de nadie, que se ha hecho todo bien y que pueden profundizar su integración con quien quieran en el mundo. Pero es una integración de mercado, no es regional. No tiene elementos políticos y culturales. La visión más predominante de la identidad en Chile es una visión “excepcionalista”, que se siente distante del resto de América Latina y que es un punto de orgullo además.

Esa sensación de autosatisfacción y autorreferencialidad no cubre solamente a las elites, es también un modo de satisfacción para gente pobre y para gente que no pertenece al mundo ganador. Es una actitud arrogante que conlleva peligros, no sólo por la arrogancia propiamente, sino porque además puede ser un espejismo. Cuando llegan los momentos decisivos, como una crisis en la región, los de afuera no hacen diferencias; verán a todos iguales, y ahí se va a acabar ese orgullo de que son diferentes. Con los problemas energéticos Chile se empieza a dar cuenta que no es tan sencillo, que están ubicados en cierto lugar geográfico y que deben sobrevivir allí. Si a sus vecinos les va mal, a Chile también le va a ir mal.

La serie de conflictos que se han dado en el último tiempo, relacionados con el gas en Bolivia y Argentina es uno de los pocos factores que hacen pensar a Chile en otras visiones más abiertas e integradoras, haciéndolo comprender que los chilenos tienen un destino común con el resto de América Latina, del cual no pueden salir. Lo de Europa no fue sólo una unión económica. Se basó en cimentar la paz en un acuerdo. Eso tiene consecuencias económicas y beneficios, pero en el inicio era netamente política. Los chilenos deberían tener esa misma idea: “somos de aquí, no podemos irnos, tenemos una cultura compartida y por eso tenemos que integrarnos”. Que eso tenga beneficios económicos, sería muy bueno, pero las razones fundamentales son otras. Ese discurso hoy día no prevalece.

Giselle Mayo

lunes, 29 de octubre de 2007

“Chile es un miembro nostálgico del Mercosur”

http://www.forociudadano.com/nacional/GainzaLarrainChileEntrev.htm

TLC Chile - UE

Libertad y Desarrollo

http://www.lyd.com/LYD/CONTROLS/NEOCHANNELS/Neo_CH3860/Deploy/577acuerdo.pdf

TLC Chile-EEUU: beneficios y desafíos II

Libertad y Desarrollo

http://www.lyd.com/LYD/CONTROLS/NEOCHANNELS/Neo_CH3860/Deploy/beneficios.pdf

TLC Chile EEUU: beneficios y desafíos I

Libertad y Desarrollo

Fundado en 1990, Libertad y Desarrollo es un centro de estudios e investigación privado, independiente de todo grupo político, religioso, empresarial y gubernamental que se dedica al análisis de los asuntos públicos promoviendo los valores y principios de una sociedad libre.

http://www.lyd.com/LYD/index.aspx?channel=3860&appintanceid=10701&pubid=3386

jueves, 25 de octubre de 2007

Chile - ALADI: lista de acuerdos

Fuentes:

A continuación se enumeran los distintos acuerdos que tiene Chile con los países miembros de la ALADI y daremos una pequeña explicación sobre ellos:

AAP.A14TM Nº 2:
Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, México, Paraguay,
Perú Uruguay y Venezuela.
Este acuerdo trata sobre la cooperación e intercambio de bienes en las áreas
cultural, educacional y científica. Tiene por objeto la formación de un mercado
común de bienes y servicios culturales. En virtud de las sucesivas adhesiones
hasta la participación de todos los países miembros, el Primer Protocolo Adicional
del mismo establece su registro como Acuerdo de Alcance Regional N° 7.

AAP.A14TM Nº 3:
Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay
Acuerdo que hace adoptar una norma jurídica única a aplicar en el transporte
internacional terrestre.

AAP.A14TM Nº 4:
Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay y
Venezuela
Acuerdo que tiene como objetivo desarrollar en forma conjunta acciones para
promover Sudamérica como destino turístico.

AAP.A14TM Nº 8;
Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay
Acuerdo que establece una base normativa mínima y uniforme para regular el
tránsito vehicular internacional.

AAP.A14TM Nº 10:
Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay
Acuerdo que establece normas para armonizar las condiciones que rigen el
contrato de transporte internacional de mercancías por medios terrestres, así
como aquellas que regulan la responsabilidad del porteador.

AAP.A14TM Nº 16
Chile, Ecuador
Acuerdo que trata sobre la Cooperación Minera.

AAP.AG Nº 2
Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, Paraguay, Perú,
Uruguay y Venezuela
Acuerdo que tiene como objetivo la liberación y expansión del comercio
intrarregional de semillas.

AAP.CE Nº 16
Argentina, Chile
El Acuerdo tiene entre otros objetivos, facilitar, expandir y diversificar el
intercambio comercial; promover las inversiones recíprocas y fomentar la iniciativa
empresaria; facilitar el desarrollo de proyectos de interés común

AAP.CE Nº 22
Chile, Bolivia
Acuerdo que decide un establecimiento de un espacio económico ampliado

AAP.CE Nº 23
Chile, Venezuela
Acuerdo que decide un establecimiento de un espacio económico ampliado

AAP.CE Nº 24
Chile, Colombia
Acuerdo que decide un establecimiento de un espacio económico ampliado

AAP.CE Nº 32
Chile, Ecuador
Acuerdo que establece un espacio económico ampliado

AAP.CE Nº 35
Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay
Acuerdo que establece una Conformación de una Zona de Libre Comercio

AAP.CE Nº 38
Chile, Perú
El presente Acuerdo tiene como objetivos establecer, en el más breve plazo
posible, un espacio económico ampliado entre los Países Signatarios, que permita
la libre circulación de bienes, servicios y facilitar la plena utilización de factores
productivos.

AAP.CE Nº 41
Chile, México
Acuerdo Tratado de Libre Comercio.

AAP.CE Nº 42
Chile, Cuba
Acuerdo que, tiene entre otros objetivos facilitar, expandir, diversificar y promover
el comercio de bienes entre las Partes.

AAP.PC Nº 11
Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, México, Paraguay,
Perú, Uruguay y Venezuela
Acuerdo Marco, para la promoción del comercio mediante la superación de
obstáculos técnicos al comercio.

AAP.PC Nº 18
Chile, Perú
Acuerdo Bilateral de Cooperación y asistencia mutua en materia aduanera entre
los Gobiernos de la República de Chile y la República del Perú.

AR.AM Nº 1
Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Paraguay, Perú,
Uruguay y Venezuela
Acuerdo que aprueba las nóminas de productos para los cuales los países
miembros conceden, sin reciprocidad, la eliminación total de gravámenes y demás
restricciones, cuando sean originarios de Bolivia (Artículo 18 del Tratado de
Montevideo 1980).

AR.AM Nº 2
Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Paraguay, Perú,
Uruguay y Venezuela
Acuerdo que aprueba las nóminas de productos para los cuales los países
miembros conceden, sin reciprocidad, la eliminación total de gravámenes y demás
restricciones, cuando sean originarios del Ecuador (Artículo 18 del Tratado de
Montevideo 1980).

AR.AM Nº 3
Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Paraguay, Perú,
Uruguay y Venezuela
Acuerdo que aprueba las nóminas de productos para los cuales los países
miembros conceden, sin reciprocidad, la eliminación total de gravámenes y demás
restricciones, cuando sean originarios del Paraguay (Artículo 18 del Tratado de
Montevideo 1980).

AR.AM Nº 3
Chile, Paraguay
Cuarto Protocolo Adicional Amplia la lista de productos negociados por Chile.

AR.CEYC Nº 7
Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, México, Paraguay,
Perú, Uruguay y Venezuela
Acuerdo de Cooperación e intercambio de bienes en las áreas cultural,
educacional y científica.

AR.CYT Nº 6
Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, México, Paraguay,
Perú, Uruguay y Venezuela
Acuerdo que promueve la cooperación regional orientada tanto a la creación y
desarrollo del conocimiento como a la adquisición y difusión de la tecnología y su
aplicación.

AR.OTC Nº 8
Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Paraguay, Perú y
Venezuela
Acuerdo Marco, sobre superación de obstáculos técnicos al comercio.

AR.PAR Nº 4
Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, México, Paraguay,
Perú, Uruguay y Venezuela
Acuerdo que instituye la Preferencia Arancelaria Regional de conformidad con lo
previsto en el Artículo 5 del Tratado de Montevideo 1980 y en la Resolución 5 del
Consejo de Ministros de la ALALC. Establece en 5% la tasa básica de la PAR.

Gracias a todos estos tratados Chile tiene una gran posibilidad de expansión
económica dentro de Latinoamérica, ya que le favorece el intercambio comercial
con esta importante cantidad de países miembro de la ALADI.

ALADI: ¿Qué es? y alcances

Fuentes:

ALADI: ¿Qué es?

Es el mayor grupo latinoamericano de integración. Sus doce países miembros comprenden a Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela, representando en conjunto 20 millones de kilómetros cuadrados y más de 493 millones de habitantes.

El Tratado de Montevideo 1980 (TM80), marco jurídico global constitutivo y regulador de ALADI, fue suscrito el 12 de agosto de 1980 estableciendo los siguientes principios generales: pluralismo en materia política y económica; convergencia progresiva de acciones parciales hacia la formación de un mercado común latinoamericano; flexibilidad; tratamientos diferenciales en base al nivel de desarrollo de los países miembros; y multiplicidad en las formas de concertación de instrumentos comerciales.

A su amparo, por expresa atribución concedida a sus Organos, los países miembros pueden –sin necesidad de otro texto legal autorizante interno- aprobar acuerdos de muy diversa naturaleza.

La ALADI propicia la creación de un área de preferencias económicas en la región, con el objetivo final de lograr un mercado común latinoamericano, mediante tres mecanismos:
- Una preferencia arancelaria regional que se aplica a productos originarios de los países miembros frente a los aranceles vigentes para terceros países.
- Acuerdos de alcance regional (comunes a la totalidad de los países miembros).
- Acuerdos de alcance parcial, con la participación de dos o más países del área.

Tanto los acuerdos regionales como los de alcance parcial (Artículos 6 a 9) pueden abarcar materias diversas como desgravación arancelaria y promoción del comercio; complementación económica; comercio agropecuario; cooperación financiera, tributaria, aduanera, sanitaria; preservación del medio ambiente; cooperación científica y tecnológica; promoción del turismo; normas técnicas; y muchos otros campos previstos a título expreso o no en el TM 80 (Artículos 10 a 14).

De allí que pueda sostenerse que el TM 80 es un “tratado-marco” y, en consecuencia, que jurídicamente al suscribirlo, los Gobiernos de países miembros autorizan a sus Representantes para legislar en los acuerdos sobre los más importantes temas económicos que interesen o preocupen a los Estados.

Los países calificados de menor desarrollo económico relativo de la región (Bolivia, Ecuador y Paraguay) gozan de un sistema preferencial. A través de las nóminas de apertura de mercados que los países ofrecen a favor de los PMDER; de programas especiales de cooperación (ruedas de negocios, preinversión, financiamiento, apoyo tecnológico); y de medidas compensatorias a favor de los países mediterráneos, se busca una participación plena de dichos países en el proceso de integración.

El Tratado de Montevideo 1980 está abierto a la adhesión de cualquier país latinoamericano. De hecho, el 26 de julio de 1999 la República de Cuba formalizó ante el Gobierno del Uruguay –país sede del organismo- el depósito del Instrumento de Adhesión, constituyéndose en el doceavo miembro pleno el 26 de agosto del mismo año.

La ALADI abre además su campo de acción hacia el resto de América Latina mediante vínculos multilaterales o acuerdos parciales con otros países y áreas de integración del continente (Artículo 25).

Asimismo contempla la cooperación horizontal con otros movimientos de integración del mundo y acciones parciales con terceros países en vías de desarrollo o sus respectivas áreas de integración (Artículo 27).

La ALADI da cabida en su estructura jurídica a los más vigorosos acuerdos subregionales, plurilaterales y bilaterales de integración que surgen en forma creciente en el continente (Comunidad Andina de Naciones, Grupo de los Tres, MERCOSUR, etc.). En consecuencia, le corresponde a la Asociación –como marco o “paraguas” institucional y normativo de la integración regional- desarrollar acciones tendientes a apoyar y fomentar estos esfuerzos con la finalidad de hacerlos confluir progresivamente en la creación de un espacio económico común.


Alcances de la relación Chile - ALADI

Chile es un país con un mercado interno reducido que requiere de una participación activa
en el comercio internacional para una adecuada asignación de los recursos y para ampliar sus
posibilidades de crecimiento. En este camino se ha avanzado eliminando barreras cuantitativas
al comercio, reduciendo los aranceles y estableciendo acuerdos comerciales.

La mayor presencia del país en el mercado externo se justifica, sobre todo, en un
escenario mundial caracterizado por la globalización y conformación de agrupaciones regionales.
Alrededor de un 50% de los bienes y servicios que se transan anualmente en el país
forman parte del comercio exterior chileno, es decir, se venden (exportan) o compran al
extranjero (importan).

La oferta de bienes y servicios de Chile tiene un ingreso preferencial a mercados de cerca
de 500 millones de habitantes, conformado por MERCOSUR, Canadá, México, Colombia,
Venezuela, Ecuador y Perú. Este acceso preferencial se realiza a través de la reducción o
eliminación de los aranceles que rigen en tales economías para nuestras exportaciones. Estos
acuerdos permiten también la supresión de barreras no arancelarias, es decir de aquellas trabas
que no están vinculadas al pago de impuestos aduaneros sino que a otro tipo de requisitos como
la presentación de certificados1.

ALADI es nuestro primer socio comercial, segundo mercado para las exportaciones
chilenas en América y primera fuente de nuestras importaciones desde el mundo, representando
poco menos del 40% del total de las compras en el extranjero durante el año 2002. La población
de sus 11 Estados Miembros significa para Chile acceder a un mercado de 549 millones de
potenciales compradores, sin embargo, se trata de un mercado en su mayoría inestable, en
donde las crisis económicas y políticas de las últimas tres décadas han dejado huella en la
capacidad competitiva y de consumo de los países integrantes del bloque.

No obstante lo anterior, la consolidación de MERCOSUR como un acuerdo comercial de
proporciones, en el que además participan 2 de los principales mega-mercados del continente, y
la asociación de México a Nafta, han permitido que en los últimos diez años la zona ALADI vaya
adquiriendo estabilidad y se proyecte como un importante polo de desarrollo para la región,
posibilitando que en este bloque se pueda generar un escenario propicio para profundizar el
desarrollo exportador, diversificando las ventas externas e incorporando a las empresas
exportadoras a la modernización e internacionalización.

ALADI es nuestro primer socio comercial, segundo mercado para las exportaciones
chilenas en América y primera fuente de nuestras importaciones desde el mundo, representando
poco menos del 40% del total de las compras en el extranjero durante el año 2002. En los
últimos 12 años ha representado cerca del 23% de nuestro intercambio comercial con el mundo,
y, desde 1995, ha mantenido una tendencia creciente, la que en el 2001 registró su máximo
cuando el comercio con el bloque alcanzó al 29% del comercio total de Chile con el mundo.

Estas características hacen del bloque un socio comercial muy interesante para Chile,
sobre todo se considera que el petróleo, nuestro principal producto importado, proviene
mayoritariamente de Argentina, una de las tres economías más grande del bloque.

Como pudo desprenderse de este estudio, nuestro comercio con ALADI se encontraría
relativamente concentrado en un número reducido de productos y de destinos, sin embargo este
hecho no ha sido fundamental para la evolución del intercambio entre ambas economías. Como
pudo observarse, para el caso de las importaciones, esta situación se torno positiva en el
escenario de la crisis del petróleo de principios del siglo XXI, ya que la devaluación cambiaria de
Argentina permitió suavizar el efecto incremental en el precio del petróleo que provocó la guerra
en el medio oriente.

Por su parte las exportaciones han mostrado una interesante evolución en el periodo,
destacando la importancia que ALADI tiene como mercado de los envíos de la industria.
Asimismo, sobresale la positiva evolución que la participación de estas últimas ha tenido sobre el
valor exportado, mostrando un crecimiento sostenido entre los años 1990 y 2002. Asimismo,
quedaría en evidencia que la industria agropecuaria nacional tendría en ALADI un importante
cliente, que le habría permitido desarrollar nuevos mercados de exportación para bienes del
sector con un mayor valor agregado. No obstante lo anterior, la tendencia a concentrar el
intercambio de este sector en productos interindustriales, es un hecho que debe ser tomado en
cuenta por las implicacias que este fenómeno podría traer, sobre todo en lo relacionado con la
eficiencia que el desarrollo de un comercio intraindustrial trae aparejada.

Cuadro tratados económicos

Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (DIRECON) de Chile
http://www.direcon.cl/cuadro_resumen.html

domingo, 7 de octubre de 2007

"NIETZSCHE Y EL NIHILISMO"

Por Giselle Mayo.

El nihilismo es la muerte de Dios y con ello de todo sentido trascendente Sin embargo para Nietzsche “el nihilismo, visto positivamente, es un estado alquímico en el cual, desde las cenizas de los valores destruidos, emerge la posibilidad de nuestra mayor libertad de espíritu: recrearnos sin la pesada herencia de la religión, la moral y de los disciplinamientos adquiridos.”Superar el duelo al que alude Nietzsche no significa para mí, necesariamente dejar de lado los valores que mas nos satisfacen o confieren de valor nuestra existencia. Pero sí significa comprender que los mismos los tomamos por una elección conciente y no porque así lo impone la tradición en la que vivimos. La modernidad se diferencia del pasado principalmente en la posibilidad de elegir. Antes uno nacía en el seno de una comunidad y todas sus acciones, e incluso maneras de pensar y razonar le eran impuestos. La modernidad innova en que el individuo puede elegir. Sin embargo, esta libertad no es total, todavía priman en la elección parámetros que la rigen.Pero la postmodernidad, por fin nos brinda la posibilidad de liberarnos totalmente de todo parámetro y recrearnos sin limitaciones. Es el momento de superar aquellos valores que no nos hacen felices y aferrarnos aquellos que si lo hacen, pero siempre concientes de que ha sido hecha una elección. El nihilismo no significa vivir sin valores, sin creencia alguna, porque eso es lo que nos hace humanos. El nihilismo es poder elegir y ser concientes de ello.

Giselle Mayo.

"POPULISMO"

Por Giselle Mayo.

“El populismo, es una relación, una forma de articular contenidos variables”. “(…) garantiza la política, evitando que ésta se convierta en mera administración."Hay populismo siempre que existe un llamado a los de abajo frente al poder". “El populismo actúa según la lógica de la equivalencia: es decir, cuando hay un conjunto de demandas específicas que se oponen a algo que las niega. Así se crea entre ellas una pertenencia mutua, y eso constituye, en forma incipiente, un cierto pueblo". Se crea una comunidad de oposición respecto de algo llamado 'el sistema'.”Concuerdo con Laclau en que “esa articulación nunca es espontánea. Se requiere siempre, no sólo una superposición de reivindicaciones democráticas a nivel horizontal, sino también una articulación vertical entre esas demandas.” El problema surgiría a mi entender cuando esa articulación vertical, desvirtúa las demandas de abajo, en provecho propio para permanecer en el poder, por medio de un Estado asistencialita que perpetua, en vez de solucionar, las demandas que originaron el populismo. También el problema surge cuando el populismo pasa a depender en exceso de su articulación vertical, del líder que articula las demandas heterogéneas, y no logra institucionalizar los cambios que promueve para permanecer en el tiempo. En Venezuela, Bolivia, y Ecuador, vemos que hay una intención de institucionalizar los cambios, a través del llamado a Asambleas Constituyentes. Pero en estos casos también podemos notar los resentimientos irreconciliables, que dividen las naciones. Por eso llamaría la atención sobre otro peligro del populismo, y es que al movilizar las masas, se las moviliza junto con todo su rencor, y así se acrecientan los actos de violencia de estas masas, y empiezan a proliferar grupos armados paraestatales y huelgas de carácter intimidante. Finalmente, todo esto siempre termina en golpes de Estado o en la asunción de gobiernos conservadores que retroceden en todo lo alcanzado. Creo que muchas veces el populismo podría obtener mejores resultados y permanecer más en el tiempo si en vez de ir “contra el sistema” lo utilizara mejor en su provecho, y si moderara su radicalidad y urgencia por realizar todos los cambios ya mismo, por una velocidad que permitiera un consenso mayor de todas las partes. Si bien es cierto que las masas no pueden esperar, por otro lado, si los cambios que se realizan en su beneficio no tendrán ninguna durabilidad, no tiene tampoco ningún sentido.

Giselle Mayo

"EN DEFENSA DE LA RAZÓN POPULISTA"

Por Giselle Mayo

Laclau dice que “La política es una dimensión de la convivencia social que es irrevocable.” La idea de antagonismo y de cambio son los elementos centrales que la definen. “El que hace política no es el que juega dentro de las reglas de un sistema, sino más bien el que patea el tablero: la ruptura de las reglas es lo que define el juego”. Estamos viviendo una época de crisis y desconfianza hacia las instituciones políticas. Se ha perdido el “significante flotante”, una figura o creencia tras la cual se aglutinan las demandas particulares. Sin embargo “la apatía política de las sociedades actuales es el resultado del llamado pensamiento único. Hemos llegado a situaciones en las cuales la gente piensa que las opciones políticas que les representan no ofrecen realmente alternativa.” El problema es que alguien siempre tiene que administrar la sociedad, y el “fin de de al política” es algo sumamente peligroso. Porque si esta no se da por al vía de la total administración eficaz, que evita el disenso, entonces se dará por la vía de la imposición autoritaria, por la vía del Leviatán. Concuerdo con Laclau en los riesgos del “fin de la política”. Pero también considero arriesgada la política según la definición de Laclau. Según Laclau uno de los elementos centrales es “patear el tablero.”No ceñirse a las reglas y constantemente promover el cambio brusco y porque no revolucionario, porque patear el tablero no puede significar más que eso, puede producir también el fin de la política. Si no hay reglas claras de juego, ya que estas se modifican constantemente, entonces habrá una incertidumbre constante respecto a como se moverán los actores y esto puede generar dos graves consecuencias. O bien la sociedad se vuelve apática, porque no entiende como jugar, o porque cada vez que empieza a jugar las reglas cambian y pierde todo lo ganado hasta entonces porque le patean el tablero con todas sus fichas incluidas en el, o bien como segunda opción se radicaliza y se vuelve violenta. Y otra vez se terminaría o en un Leviatán imponiendo el control, reprimiendo a la sociedad o se termina en el absoluto descontrol. Que sería una cuarta posibilidad que yo agregaría a las que da Laclau: Una es la política, la segunda es la del Leviatán, la tercera la sociedad totalmente administrada, y la cuarta es la del total descontrol, que sería cuando ni siquiera el Leviatán puede imponerse. Por otra parte hay que aclarar que si bien es necesario el antagonismo para que haya política, esto es, la necesidad de múltiples alternativas, este antagonismo, tiene que ser siempre canalizado por la vía institucional, y tiene que ser de mero disenso y no conflicto. Es decir, no se puede vivir en constante cuestionamiento del “significante flotante” que une a la sociedad, porque el resultado será su disolución. El disenso puede estar en la forma específica de articular las demandas, pero no en el elemento “místico” o de “fe” como dice Laclau, que une estas demandas en un sentimiento de comunidad a pesar de sus diferencias.

Giselle Mayo

Chile y el modelo de los TLC

http://www.flacso.cl/flacso/main.php?page=noticia&code=1271

Chile y CAN se benefician mutuamente

http://www.elcomercio.com.pe/EdicionImpresa/Html/2006-06-29/impPolitica0531635.html

Chile vuelve a la CAN

http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/business/newsid_4775000/4775289.stm

¿Qué tiene Chile que no tiene el resto de la región?

http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/business/barometro_economico/newsid_3748000/3748534.stm

Chile Vs Latinoamérica

http://www.voltairenet.org/article126811.html

Programa de Gobierno de Bachelet

http://www.gobiernodechile.cl/programa_bachelet/pgm_gob.asp

viernes, 31 de agosto de 2007

En Chile, la clave son los partidos

En Chile, la clave son los partidos

Fuente: Clarín,
http://www.clarin.com/diario/2006/01/19/opinion/o-02701.htm

El triunfo de Michelle Bachelet no se explica solamente por los buenos resultados de los gobiernos precedentes. También es la consecuencia de una alianza de fuerzas políticas que sigue vigente.

Por Manuel Antonio Garretón.
Sociólogo, Universidad de Chile.

El triunfo de Michelle Bachelet en la segunda vuelta de la elección presidencial confirma una vez más que el elemento clave de la política chilena posdictatorial, su gran mérito, el factor explicativo de los avances económicos y sociales, es la Concertación de Partidos por la Democracia, alianza de partidos de centro e izquierda (Demócratas Cristianos, radicales, Partido por la Democracia y socialistas), nacida de la oposición a la dictadura que ha dirigido tres gobiernos, los más exitosos de la historia contemporánea del país, ha producido alternancia de liderazgos y hoy instala en el gobierno a la primera Presidenta mujer de la historia. Mientras exista la Concertación, será imposible un triunfo de la derecha, expresada en la coalición que en la primera vuelta tuvo como candidatos a Lavín y Piñera y en la segunda a este último. Y ello porque, como lo confirman todos los estudios, las elecciones en Chile muestran que el principal clivaje, división o fraccionamiento de la sociedad chilena es el generado por la dictadura militar y que el principal predictor de voto es la posición que se haya tenido frente a ella y en el plebiscito de 1988, ya sea personal o familiarmente si se es más joven. Chile sigue viviendo la época pospinochetista y aún no ha pasado a la época plenamente democrática o la época del bicentenario. Pequeños porcentajes más o menos, las elecciones son la reproducción de este conflicto fundamental. Siempre que se apele a la Concertación contra la derecha vencerá la primera, porque la derecha chilena no se ha refundado y sigue siendo, aun con cambio de liderazgo en las candidaturas presidenciales, la heredera de la dictadura derrotada en aquella elección fundante que fue el plebiscito de 1988 Porque, ¿qué es la Concertación sino el resultado del aprendizaje más profundo de la clase política chilena y de la sociedad misma sobre la tragedia de 1973 y sobre la dictadura? Aprendizaje que se traduce en la alianza sólida de quienes se identifican con la democracia y el cambio social, el centro y la izquierda, el social cristianismo y el socialismo democrático, clases medias y sectores populares.Todos ellos expresados, lo que es la especificidad del caso chileno, en partidos. Si estos sectores y sus partidos estuvieron a punto de destruirse unos con otros el 73, los diecisiete años de dictadura convirtieron la lección de la unidad necesaria en el sustrato cultural imborrable de su acción política. Pero a esta Concertación, cuyo triunfo, independientemente de quien fuera el candidato, era predecible e inevitable, y cuyo Presidente actual, Ricardo Lagos, dejará el mando con uno de los más altos índices de popularidad y éxito imaginables no sólo en Chile y América latina, le faltaba una renovación en su liderazgo, es decir, ir más allá de los rasgos del estilo político clásico de los tres gobiernos concertacionistas imposible de superar, hacer un giro hacia un nuevo estilo para disminuir la distancia entre política y sociedad. Y fue la coalición la que produjo este liderazgo. La candidatura de Bachelet no emergió de la ciudadanía como lo pretendió el mito creado durante la campaña de la primera vuelta. Fue un producto inimaginable fuera de la Concertación, de sus partidos y de su clase política, pero con un nuevo sello que permite una proyección inédita. Porque, ¿quién puede expresar mejor la raíz básica de la Concertación que una mujer cuya historia se identifica con los hitos fundantes de la historia contemporánea chilena, con su dolor y tragedia, pero también con su fuerza y capacidad para superarlas? ¿Hay algo más emblemático que ser mujer, sola, jefe de hogar, doctora cerca de la gente y militante socialista disciplinada, hija de un general asesinado por la dictadura, ella misma torturada y exiliada, ministra de Salud y de Defensa de uno de los más grandes gobiernos de la historia de Chile, y, finalmente, Presidenta?Son los rasgos propios de este nuevo liderazgo los que permiten la realización de las tareas inconclusas de la Concertación: reconstrucción de un Estado de protección y bienestar que supere las desigualdades; generación de una nueva institucionalidad participativa que termine definitivamente con las herencias de la dictadura, entre ellas el sistema electoral; reconciliación que signifique efectivamente justicia en todos los casos pendientes de derechos humanos y que lleve a los sectores civiles de derecha, poder judicial y medios de comunicación al reconocimiento de sus responsabilidades en esta materia (los militares, bajo el presidente Lagos, la ministra de Defensa Bachelet y el general Cheyre ya lo hicieron). Y la plena inserción en América latina para enfrentar la globalización. En síntesis, dejar atrás la época pospinochetista y abrirse a la época democrática del bicentenario.

Política exterior chilena

Política Exterior

FUENTE:Embajada de Chile en Belgica y Luxemburgo y misión ante la UE,
http://www.embachile.be/

Desde 1990, los Gobiernos de la Concertación han asumido el desafío de reinsertar al país en la Comunidad Internacional y lograr su participación equilibrada en la economía global a través de la suscripción de acuerdos de libre comercio y asociación política con sus principales socios.Una vez alcanzados tales objetivos, han surgido nuevos desafíos en un contexto de globalización creciente, del cual Chile es una parte activa. La acción multilateral, el fortalecimiento de las relaciones con Latinoamérica, la implementación y administración de los tratados de libre comercio y la suscripción de nuevos acuerdos, el posicionamiento de Chile como un puente para la región Asia-Pacífico, la incorporación de la energía como nuevo eje temático, y los chilenos que viven en el exterior, constituyen las actuales prioridades de la política exterior del país. Una política que ya no queremos desarrollar sólo como Gobierno, sino que esperamos crear además con la visión de un Estado.Los grandes desafíos que Chile busca enfrentar a partir de tales prioridades de acción son la paz y seguridad en el mundo y la generación de condiciones para que el país alcance un desarrollo social y económico vigoroso que facilite el fortalecimiento de nuestra presencia internacional como país puente desde y hacia América Latina.

Acciones
La participación de Chile en aquellas iniciativas orientadas a lograr la paz en el mundo se manifiesta claramente a través del papel que el país ha jugado en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en su posición en relación al tema de Irak y en su presencia en Haití.Por otra parte, consciente de la importancia de reforzar el multilateralismo como único referente dotado de la legitimidad necesaria para asegurar una globalización que sea inclusiva, solidaria y con rostro humano, Chile apoya e impulsa varias iniciativas a nivel global.Entre éstas destaca la reforma integral de Naciones Unidas, la promoción de la democracia y derechos humanos, el compromiso con las Operaciones de Paz de Naciones Unidas, la Declaración del Milenio –que plasmó la aspiración de la humanidad en torno a construir un mundo mejor-, los esfuerzos por perfeccionar el libre comercio global, apoyar el fortalecimiento de los regímenes especiales internacionales y sus marcos jurídicos idóneos, como la Antártica, el mar y el espacio.Junto al multilateralismo, el regionalismo abierto es otra piedra angular de la política exterior de Chile. En relación a Latinoamérica, el surgimiento de la Comunidad Sudamericana de Naciones constituye el referente de integración subregional hacia el que convergen todos los demás esquemas actualmente vigentes. No obstante, el Gobierno de Chile estima que éste es un espacio complementario y no alternativo a la posibilidad de una integración más amplia, a partir de un proyecto que incorpore a toda América Latina.Chile se ha propuesto continuar efectuando aportes en materia de integración, contribuyendo al fortalecimiento de los espacios de concertación existentes en temas de gobernabilidad democrática, sociales, energéticos, financieros y de infraestructura, que impulsan la conectividad regional, entre otros. A nivel vecinal, Chile mantendrá una política de promoción de iniciativas que agilicen el intercambio comercial, impulsen la integración fronteriza e incrementen la infraestructura vial.La política exterior del país en la región está orientada a contribuir a la gobernabilidad y cohesión social, para lo cual se continuará promoviendo la democracia, los derechos humanos y el libre comercio, fortalecimiento los foros y esquemas de concertación regionales en especial la OEA, Grupo de Río, MERCOSUR político, ALADI y las Cumbres de las Américas.Para Chile, su desarrollo nacional depende en gran medida de la calidad y nivel de su inserción económica internacional y, por ello, ha establecido un marco jurídico que regule el comercio internacional con normas claras y transparentes.Adicionalmente, en este contexto la implementación y administración de los Tratados de Libre Comercio ya existentes y la suscripción de nuevos acuerdos es prioritario para el país.Chile es parte de la OMC y desarrolla en ella un rol muy activo. Por otro lado, ha sucrito acuerdos bilaterales de libre comercio con sus principales socios comerciales, utilizando como estrategia el concepto de regionalismo abierto, basándose en tres instrumentos esenciales: la apertura unilateral, las negociaciones comerciales multilaterales y la apertura negociada a nivel bilateral y regional.Actualmente, Chile tiene acuerdos con casi la totalidad de América Latina; un Acuerdo de Asociación Política y Económica con la Unión Europea; y tratados de libre comercio con Estados Unidos, Canadá, países del EFTA (entre ellos Suiza y Noruega), Nueva Zelanda, Singapur, República de Corea y la República Popular de China. Asimismo, ha suscrito un Acuerdo de Alcance Parcial con India.También es relevante la relación que el país ha desarrollado con la región del Asia-Pacífico. La inserción de Chile en los mercados asiáticos ha crecido en forma constante en los últimos años, de manera tal que los intercambios con esa región se elevaron a un tercio del total de nuestro comercio exterior. Por ello, Chile busca mejorar la conectividad entre Asia Pacífico y América Latina, y se avanzará en el diseño de vínculos dinámicos y equilibrados con este epicentro de la economía global, aprovechando una serie de ventajas que nos permiten transformarnos en un país puente y plataforma entre ambas regiones.Por otra parte, existe una gran necesidad de diversificar las fuentes de energía del país, lo que obliga a buscar alianzas tanto en aquellas economías proveedoras y comercializadoras de combustibles, como con países con situación energética similar a la de Chile, que tengan experiencias previas exitosas en materia de diversificación. Chile está interesado en un proceso de convergencia hacia la integración energética.Otro de los pilares fundamentales del accionar del país es la relación con los chilenos que viven en el exterior, que integran la llamada Región XIV. El Gobierno ha impulsado una activa agenda de reuniones con la comunidad de chilenos en el exterior, a fin de estimular la interrelación de éstos en todo el mundo. En este contexto, el Ministerio de Relaciones Exteriores ha impulsado la creación de un Registro de Chilenos en el Exterior que permitirá orientar mejor la política del país en función de las necesidades de sus compatriotas que viven en el extranjero. La región XIV es un conjunto de interrelaciones, formales e informales, que pretende convertirse en una unidad administrativa del estado, basada en el reconocimiento de los derechos de los chilenos que viven fuera del país pero que siguen formando parte de la nación chilena. Para ello se espera en el futuro impulsar el proyecto de ley sobre votaciones en el exterior, lo que permitirá asegurar un derecho fundamental de todos los chilenos.El Gobierno está trabajando firmemente para cumplir exitosamente con cada uno de estos objetivos bajo el prisma de una Política Exterior de Estado, ajustada a la realidad del nuevo siglo.

“Política exterior” de Chile. Negocios son negocios

“Política exterior” de Chile. Negocios son negocios

Fuente: Punto Final,
http://www.puntofinal.cl/559/politicaexterior.htm


por Paul Walder

Paul Walder es un periodista free-lance nacido en Santiago de Chile, licenciado en la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha trabajado en numerosos medios, escrito innumerables textos, columnas, artículos y reportajes.


¿Política exterior o simple comercio? Al observar la estrategia chilena de las relaciones exteriores -salvo algunos eventos aislados, los que son, de hecho, la salvedad y no la norma- la evidencia salta a la vista: Chile profundiza y afina su comercio hasta llegar a latitudes en las cuales no practica ninguna política exterior. La única que podría hacer, que es la regional, no la ha hecho. Su vocación latinoamericana -porque es, y en este momento no es de Perogrullo recordarlo, un país sudamericano- la ha transformado en una vocación internacional, lo que es, al considerar el peso chileno en el concierto mundial, lo mismo que una ambiciosa pero inútil intención. ¿Qué política exterior puede tener Chile hacia Corea? Por poner un ejemplo de relaciones bilaterales que no trascenderán lo comercial. Esta estrategia, extrapolada a la región, reviste características de absurdo: Chile busca un tratado de libre comercio con Bolivia, país vecino con el que, sin embargo, no tiene relaciones oficiales…La diplomacia chilena ha medido sus éxitos por los acuerdos de libre comercio firmados. Un proceso que parece haber sido guiado contra el tiempo, negociado bajo cuerdas -tanto hacia el exterior como hacia el mismo país- y exhibido una vez consumado, cual trofeo de campeonato. Así se les ha presentado a los chilenos y así se ha presumido hacia fuera. Chile negocia con quien quiere, cuándo lo desea. Chile es el único país latinoamericano elegido por el mundo para hacer negocios.Chile, que mira hacia Estados Unidos, la Unión Europea, Asia y otros mercados (no son países, sino objetivos comerciales), no mira hacia la región. Ha pasado por alto los procesos políticos y económicos que suceden tras sus fronteras. Ha hecho un camino propio, el que se ha constituido en un obstáculo para el resto de la región. El apresuramiento chileno ha marcado malos precedentes para los intereses regionales. Efectivamente malos. Porque se trata de un camino que tiene objetivos disímiles de los que hoy motivan a nuestros vecinos. El libre comercio que entienden y favorecen las autoridades chilenas es un elemento de riesgo, de alta vulnerabilidad para la región. La estrategia económica y comercial que ha desarrollado Chile -y que es elevada cual paradigma económico por nuestras autoridades- es la causa del colapso económico, comercial, financiero y social en muchos países de Latinoamérica. Que a alguien le sorprenda hoy la soledad de Chile, es un dato que puede ser novedoso para la gran masa de la población nacional. Que lo sea para las autoridades, es francamente haber ignorado sus acciones o es simplemente parte del cinismo propio de la política contemporánea.El tratado de libre comercio que Chile estableció con Estados Unidos se ha convertido en un referente poco grato hacia la región. El resto de los países, y pese a las últimas ofertas norteamericanas, ven con gran reticencia el TLC, que estiman como una espada de doble filo para sus vulnerables economías. A partir de la reunión de septiembre pasado de la OMC en Cancún, puede decirse que ha reflotado la antigua división Norte-Sur. No como estrategia derivada de una posición ideológica histórica, sino como el efecto de diez años de neoliberalismo. Consecuencias que saltan a la vista en prácticamente todos los países de nuestra región. La cumbre ministerial de Miami de noviembre pasado, para dar una nueva vuelta de tuerca al Alca, se enfrentó con este nuevo clima regional, el que se caracteriza por una nueva -o tal vez sólo distinta- visión política. Puede observarse lo que no es, pero difícilmente lo que es. Lo que hay es un alejamiento del neoliberalismo más puro. La revocación del contrato de privatización del correo argentino en noviembre pasado, decretada por el gobierno de Néstor Kirchner, es más una señal que la expresión de un giro en la política económica. La voluntad del gobierno no es, en principio, volver a estatizar el correo, sino licitar nuevamente una empresa cuyos operadores habían cometido serias irregularidades. En cualquier caso, revocar una mala privatización es un acto de coraje político ante los organismos y agentes financieros internacionales y una expresión de rechazo a las distorsiones e injusticias del modelo liberal.Más allá de estas acciones aisladas, las orientaciones o direcciones de las políticas son, todavía, ambiguas. ¿Dónde van Lula, Kirchner? ¿Qué sucederá en Uruguay, Venezuela y, en especial, en Bolivia?La aparente nueva postura ideológica de la región, expresada con todas sus letras por los brasileños en Miami, tal vez no conduzca a cambios políticos muy sustantivos en Sudamérica. Es la visión que tiene la cientista política de la Universidad de Santiago, Olga Ulianova, para quien incluso los países más ideologizados de la región se mueven más por la real politik. Es probable que el discurso ideológico se oriente emotivamente hacia los vapuleados electores, pero de cara al exterior prevalecería el pragmatismo. El uruguayo Eduardo Gudynas, director del Centro Latinoamericano de Ecología Social, tiene también una buena dosis de realismo en su observación latinoamericana. Hay un recambio en los dirigentes, “se puede tener simpatía por la postura de los países del Sur, pero ésta es sólo por la pluralidad de intereses, no es un nuevo punto de vista político”. Finalmente, todos serían liberales, lo que consolida, tal vez con diversos matices, la actual estrategia de desarrollo basada en la apertura comercial y el libre mercado.Ambas visiones llevan a poner los pies en la tierra. Habría cambios, pero enmarcados en el actual modelo (la excepción, por cierto, es Venezuela y un muy probable gobierno de Evo Morales en Bolivia). La integración de los mercados, el peso de instituciones como el Banco Mundial y, en especial, el FMI, limitan la capacidad de movimiento de los países. En un mundo unipolar y globalizado los países pequeños y los no tan pequeños como Brasil, tienen limitada su soberanía para pensar y diseñar sus propias estrategias de desarrollo.A diferencia de la gran mayoría de las naciones latinoamericanas, la economía chilena se ha mantenido ajena a las recesiones y colapsos financieros. Tras un período de muy bajo crecimiento, pero crecimiento al fin, las autoridades y el empresariado chileno anuncian una nueva etapa de alto crecimiento. El modelo de libre mercado gozaría en estas latitudes de una robusta salud. Hace un par de semanas la Ocde (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) emitió un informe sobre la economía chilena. El documento, que dejó perplejas a las autoridades, señaló una realidad que es difícil de ocultar: una buena macroeconomía que ha llevado a una de las peores distribuciones del ingreso de la región. Un aviso que, por cierto, inhibe cualquier pretensión chilena de ingresar a tan caro club. Tras firmar el TLC con Estados Unidos, la próxima aspiración del gobierno chileno es seguir los pasos de México, el único miembro latinoamericano de la Ocde que es también socio comercial, en el Nafta, de Estados Unidos.Más allá de los efectos de su estrategia económica, para los observadores regionales Chile ha tomado una vía propia. No sólo se ha desmarcado y alejado de las preocupaciones y problemas sudamericanos, lo que es una señal de por sí de muy escasa solidaridad, sino que sus dirigentes efectivamente creen marcar la vanguardia económica de la región. Al haber privilegiado sus vínculos bilaterales con Estados Unidos por sobre los regionales, Chile ha convertido el TLC en una cabeza de puente para los intereses norteamericanos en Sudamérica. Lo que Estados Unidos consiguió con Chile intentó extrapolarlo -con muy poco éxito, según vimos en la cumbre de Miami- al resto del subcontinente. En este nuevo escenario, la soledad de Chile no sería una simple metáfora.“Si Chile es distinto, como Costa Rica, por qué no toma el liderazgo regional”, se pregunta Gudynas. La respuesta es un asunto de voluntad política. En Chile no hay interés por la integración regional, lo que ha quedado bien demostrado en la ambigüedad de sus relaciones con el Mercosur y en su privilegio por los vínculos comerciales con otras latitudes.

Chile: en la encrucijada con sus vecinos

Chile: en la encrucijada con sus vecinos

Fuente: The Panama News,
http://www.thepanamanews.com/pn/v_10/issue_07/spanish_02.html

Por Pablo Jofré Leal para Adital, Chile

Adital es una agencia de noticias que nació para llevar la agenda social latinoamericana y caribeña a la media internacional. La producción de noticias de Adital se destina a los periodistas de la media mundial (escrita, radial, televisiva, on-line) y a todos los sectores de la sociedad civil en el mundo. Además de una amplia red de corresponsales en diferentes paises de América Latina y el Caribe, Adital recibe sus informaciones de personas y grupos que construyen ciudadania en el continente.


Hace 125 años, en la denominada Guerra del Pacífico, tres naciones sudamericanas se enfrentaban: Chile contra Perú y Bolivia. La contienda finalizó con el triunfo del ejército chileno sobre la coalición y entregó a Chile los actuales y ricos territorios de la Primera y Segunda región. Bolivia, en aquella contienda, acabó aislada y en condición mediterránea al perder su acceso a los puertos del Pacífico. Esta situación ha sido una reivindicación centenaria del vecino país y bandera de lucha de todos y cada uno de sus políticos. Para Perú, la Guerra significó la pérdida de la ciudad de Arica e Iquique, actuales polos de desarrollo económico de la primera región chilena y centro de salida del 80% de las exportaciones bolivianas. En ese mismo período y aprovechando la Guerra del norte, la República Argentina ocupó militarmente el área al sur del Río Negro y obligó al gobierno chileno de la época, dirigido por el presidente Domingo Santa María, a firmar un Tratado de Límites que entregó ese amplio territorio a la soberanía argentina. Más de 1 millón de kilómetros cuadrados, ricos en yacimientos de hidrocarburos, gas natural y de placidez alimentaría para millones de cabezas de ganado. Todo esto confirmado en la actualidad pero que en aquellos tiempos se suponía, bajo el influjo de los estudios del naturalista Charles Darwin, que eran territorios sin ningún valor. Hoy, sin llegar a creer en la posibilidad de una guerra, las presiones contra Chile van por otra vía: la económica. La disminución de las entregas de gas natural por parte de las empresas argentinas a territorio chileno refiere la dependencia de la economía y la sociedad chilena frente a este recurso energético, que en un 100% proviene de Argentina, donde se ha suscitado un severo enfrentamiento entre las empresas de energía del país trasandino con el gobierno del presidente Néstor Kirchner. Tal situación generó fuertes críticas al manejo energético del gobierno del presidente Ricardo Lagos, por conducir al país a una dependencia peligrosa desde el punto de vista estratégico, económico y geopolítico. El tema del gas, como también el del agua con Bolivia, era un punto que los políticos y los medios de comunicación de Chile no sopesaron con la debida importancia, hasta que la crisis energética en Argentina lo hizo saltar por los aires. Por ello, el planteamiento de Mesa en la Cumbre de Las Américas en Monterrey, de lanzarse a la guerra verbal con Chile, no respetó la lógica de discutir bilateralmente un acceso que tiene ramificaciones más allá de lo nacional. Los datos de la realidad económica mundial señalan la creciente importancia del gas natural. En menos de 10 años Chile requerirá de más gas y de agua, dos elementos que Bolivia tiene de sobra y que se necesita con urgencia para la sedienta industria minera del norte chileno y lógicamente para su población. Pero Bolivia ha dicho a los cuatro vientos que sólo abrirá las válvulas de gas a Chile, siempre y cuando éste abra sus puertas para el regreso de Bolivia al Pacífico. Para muestra del aislamiento a que está siendo sometido Chile, en el marco de la última Cumbre del Mercosur, el mandatario boliviano Carlos Mesa y Néstor Kirchner de Argentina decidieron darle impulso a la construcción de un gasoducto en el noreste argentino, que servirá para distribuir gas boliviano y argentino en esa zona. Este acuerdo, enmarcado en una declaración conjunta entre ambos gobiernos "reafirma el interés de ambas partes en la promoción del desarrollo de infraestructura de conexión de sus sistemas energéticos y gasíferos, fortaleciendo la integración regional, que pone a Argentina y Bolivia como principales abastecedores de energía en la parte sur del continente". Tras ese acuerdo, subyace la condición boliviana, expresada por el ministro de Hidrocarburos, el ex canciller Antonio Aranibar que Argentina recibirá gas boliviano siempre y cuando no lo revenda a Chile. Es en este panorama donde la reivindicación boliviana de acceso soberano al Pacífico se ha vuelto a levantar con fuerza, pues el país altiplánico está dispuesto a proporcionar gas de los ricos yacimientos de los pozos de Margarita en el Departamento de Tarija, para el uso industrial y doméstico de Chile, siempre y cuando se sienten a conversar sobre la entrega de una franja de territorio soberana para Bolivia. Gas y agua son las monedas de cambio que ofrece el gobierno del alicaído Carlos Mesa Gisbert. Y hablamos de agua también pues, en este mes de abril, comenzará a funcionar la comisión mixta de los gobiernos de Chile y Bolivia, que tratará el tema de las aguas del Silala y su usufructo. Para Chile, el Silala representa un río de curso sucesivo y por tanto regulado en su usufructo por el derecho internacional. Para Bolivia, en cambio, es un manantial surgido de 94 ojos de agua, que no forma ningún flujo o curso que discurra a algún sitio determinado, por tanto se debe pagar por ese disfrute. No es casual que los analistas políticos internacionales signen el problema del agua como una de las principales fuentes de conflicto. Cuestión que ya vivimos con Bolivia con el tema del Río Lauca, con resultados que alentaron el rompimiento de relaciones diplomáticas en 1978. La incógnita es saber a qué punto de conflicto nos llevará con Bolivia este nuevo lance por el tema del gas y el agua, o con Argentina por el incumplimiento de contratos comerciales para la distribución del gas o con Perú, con temas que tienen relación con la inseguridad de ciertos límites marítimos. Desde ya algunos personajes, como el jefe del Consejo Nacional de Inteligencia de Perú (CNI), general Daniel Mora, expresó que: "tenemos que preocuparnos porque Chile tiene carencia de recursos hídricos y energéticos" tratando de explicar así el porqué Chile ha iniciado lo que medios peruanos califican como una carrera armamentista y que muestra otro posible foco de conflicto en el sur de América. Situación peligrosa y que conduce a Chile a una encrucijada en sus relaciones internacionales y donde los F 16, los submarinos Scorpene y las fragatas holandesas pueden inclinar la balanza a favor de los millonarios intereses chilenos en la región.

jueves, 16 de agosto de 2007

"POSTMODERNIDAD EN AM: LAT"

Por Giselle Mayo

”La postmodernidad no solo se refiere al cambio épocal que debe transcurrir agotada definitivamente la modernidad. La Postmodernidad es un escenario donde se cuestiona la modernidad: la deshumanización el deterioro ambiental, producto del tecnicismo, el desarrollismo, el racionalismo, el cientifismo.” Por medio de este cuestionamiento, logramos salir de las estructuras de pensamiento que nos dominaban.“Lo que ocurre a igual que con otros grandes cambios del pensamiento, es que estos han llegado tarde a América Latina”. Además “lo asumimos como una verdad cierta, lo adoptamos sin cuestionamiento o simplemente por ignorancia o comodidad lo negamos.”Un problema que surge de “esta traslación automática del debate postmoderno es que esta tiene un origen ubicado geográficamente en Europa”. La realidad latinoamericana es sumamente diferente; esta siquiera ha llegado a desarrollar por completo su modernidad. Debemos preguntarnos entonces si es posible saltearse la modernidad para estos países y en que condiciones podrán lograr entrar a la postmodernidad.Parece algo muy difícil que América Latina supere su rezago económico y cultural. Pero al menos si no acortamos la brecha hay que evitar que esta continúe expandiéndose.Pasar a la posmodernidad, sin haber agotado aún la modernidad, se plantea como una necesidad para América Latina y las estrategias políticas y económicas deben apuntar a ese objetivo, aún si saltar etapas parece algo arriesgado o incluso “experimental”.“Los parámetros con los que históricamente hemos sido juzgados son los parámetros tecnicistas de las sociedades occidentales, de esta manera la conclusión ayer y hoy es que somos inferiores. Nuestra supuesta inferioridad científica – tecnológica se debe a que esta racionalidad no nos pertenece” Nuestra capacidades se encuentran mejor desarrolladas en otro plano.“La creatividad cultural – artística del latino americano reconocida mundialmente es demostración de nuestras capacidades”. “Nuestra poderosa imaginación, se enfrenta cada día a esta cosmovisión planetaria neopositivista.” .Llegó la hora para América Latina de conciliar la técnica y la imaginación. América Latina debe aprovechar esas capacidades imaginativas para acelerar su desarrollo.El capitalismo no debe ser negado, sino transformado en nuestro beneficio. Frente a un capitalismo globalizante y homogeneizante podemos intentar construir un “capitalismo más latinoamericano”, que le permita a Latinoamérica insertarse en el mundo pero respetando sus particularidades y sobre todo contemplando las necesidades de su población y la justicia social.

Giselle Mayo.

"DESENCANTO POSTMODERNO"

Por Giselle Mayo

América Latina se caracteriza por una democracia frágil y una economía precaria y dependiente. Para poder fortalecer la democracia y acrecentar el desarrollo económico es necesario comprender dos importantes consecuencias de la crisis de la modernidad: la desmotivación política y la ciudadanía segmentada.La desmotivación política posee una dimensión epocal y otra más contingencial.”La primera tiene relación con el colapso de los proyectos socialistas y, con ello, del mito del Gran Cambio Social. El mentado fin de las ideologías.” Por el otro lado, la dimensión contingencial se relaciona con el retorno a la democracia, y su imposibilidad de mantenerse a la altura de las expectativas que se depositaron en ella, como la libertad y una mayor justicia social.La ciudadanía segmentada es consecuencia de “la triple condición de marginalidad económica, territorial y política de los excluidos, que los condena a permanecer dispersos y atomizados.” Ello limita la capacidad de concertar a todos los grupos sociales y estos no logran transmitir sus demandas al sistema.La desmotivación política y la ciudadanía segmentada si bien surgen como consecuencia de la crisis de la modernidad, pueden ser combatidas con los elementos que nos brinda la era posmoderna. La estrategia debe enfocarse en la integración de los excluidos por medio de la difusión de tecnologías “que permitan mayor presencia y visibilidad pública de los actores que, por su condición marginal o subalterna, se ven privados de interlocución en el intercambio societal de mensajes, demandas y reivindicaciones. “La democratización cultural que pueden proporcionar las nuevas tecnologías lograran sacar de su aislamiento a gran parte de la población marginal de América Latina, permitiendo aumentar su participación en los proyectos políticos y la transmisión más eficaz de sus demandas al sistema, fortaleciendo así la democracia y por otra parte una definición consensuada por todas las partes de una estrategia de desarrollo posible, eficaz y equitativa para América Latina. ”La afirmación de un desarrollo endógeno requiere de una cultura participativa, de una ciudadanía con vocación protagónica, y de actores socioculturales que se incorporen a la modernidad en el intercambio horizontal de símbolos y mensajes”.La Posmodernidad y sus posibilidades abren la ventana al Gran Cambio Social: resucita el mito que la crisis de la modernidad había matado.

Giselle Mayo.

"LA CONQUISTA DE AMÉRICA"

Por Giselle Mayo

La llegada de los españoles a America produjo un choque. Un choque biológico (por la propagación de enfermedades traídas de Europa) y por otro lado, un choque social y cultural, con la consecuente imposición de los europeos por sobre los nativos.A través de los escritos de Colón podemos apreciar su visión personal del descubrimiento de América y también su actitud frente a los nativos americanos. Esta visión de Colón sobre el Otro nos permite también aprender sobre la postura de la cultura Occidental y cuestionarnos hasta dónde esta se ha modificado o permanecido en el tiempo.Las creencias de Colón influyen en sus interpretaciones. Colón practica una estrategia "finalista" de la interpretación, característico de la doctrina cristiana; “el argumento decisivo es un argumento de autoridad, no de experiencia.” Es decir que ve u oye lo que quiere ver u oír.Finalmente llega el momento del encuentro con el Otro. El de los Europeos con los nativos americanos. ¿Cuál es entonces la reacción de Colón? “O bien piensa en los indios como seres humanos completos, que tienen los mismos derechos que él, pero entonces no sólo los ve iguales, sino también idénticos, y esta conducta desemboca en el asimiladonismo, en la proyección de los propios valores en los demás. O bien parte de la diferencia, pero ésta se traduce inmediatamente en términos de superioridad e inferioridad: se niega la existencia de una sustancia humana realmente otra”.“Los dos mitos aparentemente contradictorios, aquel en que el otro es un "buen salvaje" y aquel en que es un ´pobre perro´, esclavo en potencia, descansan en una base común, que es el desconocimiento de los indios, y la negación a admitirlos como un sujeto que tiene los mismos derechos que uno mismo, pero diferente.”Estas dos reacciones descansan ambas en “el egocentrismo, en la identificación de los propios valores con los valores en general, del propio yo con el universo; en la condición de que el mundo es uno.”¿Cuánto de esto aún influencia nuestra relación con los Otros? Tratamos de proyectar nuestros valores en los demás, asumiendo que ellos son los únicos y verdaderos, y suponiendo que el Otro es idéntico a mi.Aplicamos a su vez una estrategia finalista, al igual que Colón, para manipular la realidad, ver y oír lo que queremos y necesitamos para reconfirmarnos que el mundo es tal cual dictan nuestros valores y cultura.Pero cuando esto ya no es suficiente y encontramos que el Otro es realmente diferente, negamos entonces por completo su humanidad, y pasamos a verlo como inferior. La imagen que queremos del Otro ya no puede sólo obtenerse a costa de la supresión en el plano del discurso (lo que vemos u oímos), de todos los rasgos que pudieran contradecirla, sino ya imponiendo por la fuerza nuestra cultura y valores a los demás. Esta ha sido una característica de todas las culturas, pero principalmente la cultura occidental en su afán de dominación: la imposibilidad de ver a los Otros como diferentes y a su vez, tan humanos, tan iguales como nosotros.

Giselle Mayo.